domingo, 16 de octubre de 2016

DÍA DOS...



                                                  

                  La expectación era extraordinaria. La cosa prometía. ¿Qué chorrada les diría hoy?
                  Cuando el profesor entró, todos guardaron silencio. Una entrecortada sonrisa socarrona delataba el simpático interés por lo que había de venir, esperando que el profesor abriese la boca para soltar la primera carcajada.
                 ¿Qué tal su sexo?
                 El alborozo fue generalizado.
                ¡Mal! ¡Bien! ¡Un desastre! ¡No se dejan! ¡Nada de nada! ¡Viva la manola! ¿Eso qué es?
                 ¿Quién ha preguntado?
                  Todos guardaron silencio esperando que alguien respondiera a su requerimiento para encontrar en ello un motivo más de diversión.
                  Nadie respondió. El grupo no quiso delatar. Al profesor no le interesaba.
                  Hoy vamos a intentar esclarecer algunas dudas sobre el sexo, dijo.
                  Ya veremos de qué va esto. A ver por dónde nos sale. ¿Hablará del orgasmo? ¿Y qué me va a decir a mí del orgasmo? Eso hay que vivirlo y no explicarlo. ¿Hablará del amor? ¿Puede haber amor sin sexo? ¡Qué putada! Lo que si hay es sexo sin amor. ¡Qué triste! ¡Tú crees?
                  Sexo, sexo y más sexo… ¿Hay en la vida algo más que sexo?
                  De nuevo les sorprendió
                  ¡No! ¡Sí! ¡Depende! ¿De qué depende? Ja, ja, ja. ¡Viva el sexo!
                  Así es: ¡Viva el sexo! O mejor: ¡Vive el sexo!... No hay vida sin sexo y toda la vida es sexo… ¡Sexo y vida o vida y sexo! ¿Verdad? … ¡Verdad!...  Pero, ¿qué es el sexo? …  ¿Quién de ustedes sabría decirme qué es el sexo?
           
                 Nadie dijo nada, nadie se atrevió. Todos lo sabían pero… ¿O no?
                  Difícil respuesta.
                  Las sonrisas delataban la esperanza en el auditorio de más jarana, pero el tono del discurso académico que inició les sorprendió.
                  La Sexología nace ante la inquietud del ser humano por conocer, desde el punto de vista científico, su comportamiento sexual, para, como decía Ostwald, en 1912 “revocar la ética de lo sexual del reinado de las religiones para supeditarla solo al reinado de las ciencias".
                  El sexo es vida, sujeto, pues, a las leyes de la vida, no a las leyes de Dios… ¿O, acaso sí?... ¿Ustedes que piensan? 
                 Nadie respondió                  
               ¿La idea de Dios y del sexo coinciden o son antagónicas?
            La respuesta parecía fácil, pero todos dejaron que fuese otro quien opinara...

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