sábado, 28 de enero de 2017

DÍA… LA EXPERIENCIA DEL PLACER


                          
                       Hoy hablaremos de la experiencia del placer… del placer sexual

                      La atención fue inmediata y general, como si esa palabra, a veces delatadora de actos vergonzosos o aborrecibles, fuese en ese instante inspiradora de gratas emociones. Cada cual buscó en su pensamiento, sin esfuerzo, un recuerdo, un instante de intenso gozo. 

                   Un pequeño estremecimiento recorrió el cuerpo de María cuando su memoria la transportó a la terraza de verano, la música de Ray Charles, melodiosa, dulce,  romántica invitaba a dejarse deslizar, con el baile, por un mundo de sueños emocionales. Se había puesto su vestido blanco con pequeñas florecillas marrones, más oscuras y más claras, una cinta de la misma tela alrededor del cuello, y un bolso blanco, con adornos de charol, a juego con los zapatos. “Le gustaré… Parece que me mira…” Sintió rebotar el corazón en el pecho cuando Carlos se le acercó…
                      “Está guapísima…” María destacaba entre todas, deslumbrante, con su vestido blanco resaltando en la ligera penumbra de la terraza. Su corazón parecía querer salirse del pecho con cada latido, empujándole hacia ella y reteniéndole a la vez. “Le gustaré… Parece que me ha mirado…”
                      ¿Quieres que bailemos?”…               
                                

               
                  Desprendido de connotaciones soeces, groseras, sucias, el placer sexual incendia la imaginación de cualquiera haciendo bullir el deseo. Pero no solo la experiencia del placer es estimulante de éste, como búsqueda saciadora de una necesidad fisiológica, relacionada con la vida sexual genital, sino que es mucho más. Es la base de una construcción armoniosa y sana de la personalidad del individuo, pues es elemento fundamental en el desarrollo de la conducta de apego y de la urdimbre afectiva que lleva al amor, es el motor del proceso de sexuación, esto es, de la construcción de nuestra sexualidad, que es tanto como decir de nuestra personalidad.              
                      El placer es la experiencia gratificante que moviliza la conducta de los animales hacia fines que le son provechosos. El placer sexual es el señuelo que motiva al individuo en su esfuerzo reproductor, será por lo tanto, en su naturaleza biológica, eminentemente genital y dirigido hacia el coito, como forma de garantizar la vida a través de la reproducción.  Es la base del instinto de supervivencia.
                   Nosotros, como animales, nacemos con instinto, pero, como humanos, debemos vivir con deseo. ¿Cuál es la diferencia? El instinto es un impulso biológico, innato, una búsqueda de placer irracional encaminado a la supervivencia del propio individuo y de la especie; el deseo es un estímulo humano, sujeto a la inteligencia y a la cultura, que lleva al individuo a la elaboración imaginada de una búsqueda de placer gratificante para él, y, si el deseo es sano, gratificante también para quienes participan en su experiencia.
                 Esto será lo que diferencie nuestro impulso sexual del de los animales. Si nos quedamos sólo con lo que nacemos estaremos próximos a ser sólo animales. 

                                              ¿Alguno de ustedes quiere ser sólo animal?