“Dicebamus
hesterna die”, como dicen que dijo Fray Luis de León al reiniciar su cátedra,
que el sexo es un hecho diferenciador. Macho y hembra, mujer y hombre son
diferentes. ¿O no?
¡A Dios gracias! Eso está
bien. Depende. Tiene razón. No somos iguales, pero deberíamos serlo. ¡Viva la
diferencia! ¡Con lo buenas que están! ¡Con lo brutos que son!
Los comentarios jocosos,
reivindicadores, discriminadores, indiferentes, a media voz con el compañero,
cesaron cuando reinició su discurso.
Somos
diferentes. Di_fe_ren_tes -insistió- No somos iguales, aunque algunas/algunos
prediquen lo contrario… Decía nuestro citado sabio: “En
el juzgar de las cosas se debe atender a si ellas son buenas en sí y
convenientes para sus fines, y no a lo que hará de ellas el mal uso de algunos”
Esa es la cuestión, el mal uso que hacen algunos de esa admirable diferencia.
Existen unas características anatómicas y fisiológicas específicas de cada
sexo, puestas al servicio de la reproducción, y que son expresión de la
información genética diferente, de la que son portadoras las células, reproductoras
o no, de los individuos. Así pues, el sexo será también un hecho reproductor. Los “cojones” de su compañero –dijo despertando
las risas-, no son más que su manifiesta
aptitud hacia ese hecho.
¡Hay tus cojones, Ramón!,
se oyó de manera apagada, pero audible para todos, acentuando el jolgorio.
Ramón oyó la risa de Lola
por encima de todas las risas. En ese momento no supo si eso era bueno a malo
en la consideración que le tendría. ¿Le habré resultado gracioso? se preguntó.
La reproducción es la
única razón del sexo… La única razón biológica... No desesperen en sus ansias de
placer –se detuvo para que sonrieran con su ironía-. Ello determinará unas
aptitudes y funciones diferentes para cada uno de ellos, no solamente en el
aspecto anatómico o morfológico sino también en su comportamiento. En este
sentido, el sexo será un hecho de
conducta, puesto que determinará un tipo de proceder característico en cada
uno de los sexos, que tendrá como principal finalidad permitir y favorecer la
aproximación a la reproducción.
¿Quién
de ustedes no desea aproximarse a otro ser… sexuado?
Cada cual dejó que su fantasía
volara al encuentro de su sueño sexual.
Si no me encierran, como a Fray Luis, nos veremos el próximo miércoles
-dijo
Que gran blog, disfruto leyendo cada día que publicas, que bueno saber que cada miércoles puedo leer algo nuevo.
ResponderEliminarMe alegra que a alguien, tan inteligente como tú, le agrade leer estas reflexiones.
EliminarMe parece muy bien que saques a relucir, como la gente se expresa en público sobre el sexo. Que actualmente sigue siendo un poco tabú. En la intimidad nos atrevemos mucho más.Sigue aportándonos................
ResponderEliminarGracias estimado Santiago por tu comentario. Es lamentable que la sociedad nos intente educar en todos aquellos aspectos de la vida que se suponen importantes para el individuo, y su relación con el mundo, y se empeñe en mantener oculto algo fundamental en estas vivencias, como es el sexo. La sexualidad sigue siendo autodidacta (uno va aprendiendo con su experiencia) y cuando vienes a saber algo sobre ella ya se ha pasado el tiempo de disfriutarla.
EliminarEste blog ha nacido con la inquietud de que todos aprendamoe de todos.
Un abrazo.
Se deberían realizar talleres sobre sexo, en los que participaran todo tipo de personas y de diferentes edades.para poder aprender de sus comentarios y experiencias.
EliminarUn fuerte abrazo gran Dr. Berná.
Buena visión sobre el sexo, estamos rodeados de él y no nos percatamos. El sexo y el dinero mueven el mundo
ResponderEliminarQué más puedo decir. Tú, que tienes una amplia visión de futuro, has definido una peremne realidad. Existe una vinculación estrecha entre el sexo y el dinero, como motores del mundo, ambos, supuestamente, favorecen la supervivencia y el placer del individuo.
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