miércoles, 23 de noviembre de 2016

Día sie.. ocho




                Creo que habría sido una irreverencia no haber respetado el descanso del día siete, cuando el propio Dios lo respetó, pues, aunque éste exista en la imaginación del pensamiento o en la emoción del corazón o en la esencia de la naturaleza de las cosas, su idea dicen que es una idea de amor, semejante a la que acompaña al imaginado generoso del amante, a la entrega afectiva de éste, al placer infinito de la comunión de los cuerpos en el abrazo gozoso del amor, que sigue a ese deseo de aproximación de dos seres sexuados, de la que hablábamos el día anterior.

                   ¡Por Dios (valga la redundancia) que trabalenguas! -protestaron en silencio- ¡Qué rollo! -dijo uno-. No lo creas... ¡Callad!
             
                    El sexo, decíamos, es un hecho de conducta, puesto que determinará un tipo de proceder característico en cada uno de los sexos
                   Esta circunstancia adjudica al sexo una nueva cualidad,  ser un hecho de relación, por el cual los individuos se comunican, llegando a hacerlo de una forma íntima, intensa y comprometida, como ninguna otra, siendo el reflejo, a veces inconsciente, de esa  comunión profunda y primitiva en el proyecto de una nueva vida, de ese impulso vital, que constituye la fusión de dos células reproductoras.
                      ¡Usted, señorita! ¿Cómo llamaría a esa relación?

                       ¡Estar jodiendo! –gritó entrecortada una voz anónima masculina, despertando las risas.

               No exactamente, porque jodiendo está usted ahora y, sin embargo, no se le ve comprometido, pues se esconde, y si esa es su actitud íntima, su impulso parecería más el de una lagartija amedrentada, que un impulso creador de vida…

                       De nuevo las risas dejaron tiempo para reposar la reflexión.

                       ¡A ver señorita! Ahora que su compañero ya ha explayado su simpleza.  ¿De qué otra forma definiríamos a esa relación íntima y profunda entre los sexos?

                       Todos quedaron expectantes de lo que diría. Todos lo sabían, pero, después de la anterior advertencia, todos callaban. Respetaban la elección del profesor al preguntar.

                        ¿Amor? –dijo al fin la chica, con cierto sofoco.

                        ¿Amor? –preguntó él-. ¿Qué piensan los demás?

                       Acto reproductor, dijo uno.

                       Como el parto, añadió él.

                       Relación sexual, se aventuró a decir otro.

                    ¿Y qué relación entre dos sexos no es sexual?

                Nadie más habló. Nadie sabía que decir, o si lo sabía, no se atrevía por si...  

              ¡Amor! ¡Amor! ¡Amor!... ¿Es el amor algo más que sexo, o es el sexo algo más que amor? ¿Qué creen?... El sexo hemos dicho que es un hecho diferenciador, un hecho reproductor, un hecho de  conducta; el amor, sin embargo, es solo un hecho de relación, de relación con lo amado, sea esto una pareja reproductora o no.

                        ¿Triste decepción?

                El ser humano, como consecuencia de la toma de conciencia de esta diferencia entre los sexos, elabora a partir de ella una serie de aspectos conductuales, que hacen más compleja la desigualdad y lo alejan, en apariencia, de su único y originario sentido, el reproductor. Potencia unos comportamientos específicos para cada uno de los sexos, desarrollando modelos estereotipados que determinarán un protagonismo social diferente para cada uno de ellos. De esta manera, el sexo pasa a ser, también, un hecho social, por el cual los individuos quedan distribuidos en dos grupos, ya no por su naturaleza y las funciones consecuentes a ella, sino por las cualidades, aptitudes y atribuciones que la sociedad les otorga, condicionando esto en cada persona, la necesidad de ubicarse en uno de ellos y adquirir el papel que la sociedad le tiene determinado y le asigna.

                    ¿Alguien pensaba que somos iguales?

                ¿Debemos ser iguales?.. ¿Es posible la igualdad?... ¿Qué marca la diferencia?...  ¿Feminismo, machismo?...  ¿Primacía, supeditación?

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