jueves, 1 de diciembre de 2016

DÍA CINCO



              NOTA: Por dar más credibilidad de legajo, a este "diario de cualquiera", ha desaparecido una sus páginas, la del DÍA CINCO, tal vez rota por la mano de la crítica o arrastrada por el viento de la indiferencia o, simplemente, eliminada por la inercia de la informática, pero, por no dejar incompleto lo que ha de ser continuado, me permito reeditar lo que ya se dijo en su tiempo...





                Rafa está loco por Isabel; Isabel colada por Ramón; a Ramón le gusta Lola;  a Lola le chifla Roberto; y a Roberto, quien le gusta es Rafa.
               ¿Cómo me gustaría? No me hace ni puto caso. ¿Cómo podría yo…? Soy un gilipollas. ¿Y si me manda a…? A tomar por culo, he de decidirme.
                Yo no le intereso, Lola, Ramón está por ti.
                Pues te lo regalo. A mi ya sabes quién me gusta… Pero es un tonto. No se decidirá nunca.
                Dicen que es marica.
                Espero que no. ¡Menuda gracia!
                Serán habladurías de quienes le tienen envidia.
                Pues habrá que espabilarle pronto para que se defina… Le seduciré con mis encantos. Jajaja…
                Y yo a Ramón, si tú le das largas.
                Es todo tuyo.
                La jodida está buena de cojones, pero…
                La clase estaba expectante. Todo el mundo esperaba su entrada y la excentricidad de ese día.
               ¡Todo es sexo! -dijo.
               Les defraudó. Eso ya lo sabían. Necesitaban oír una extravagancia nueva. Hubo alguna sonrisa de complacencia y alguna risita femenina, pero ninguna risotada ni insinuación de algarabía. Quedaron callados esperando que continuara. La cosa no podía quedar así…
                ¡Usted! –dijo de manera sorpresiva refiriéndose a Ramón- ¿Qué es sexo? ¡Sí, sí usted… no ponga cara de  pasmado!
                 Las risas aumentaron el sofoco de Ramón por verse objeto de su burla, pero con ellas ganó tiempo para buscar alguna salida ingeniosa que le aliviara del aprieto de su pregunta.
                 ¡Sexo no es más que… sexo. Todo es sexo! -respondió Ramón, pretendiendo ser gracioso.
                 Las risas fueron más por la simpleza de su respuesta,  que por lo ingenioso de ella.
                 ¡Eso ya lo sabíamos, pero concrete! ¿Qué es sexo?
                 Pues... todo. Ya se lo dije.
                 No sea simplón
                 Las carcajadas molestaron a Ramón
                 Fue usted quien lo dijo, no yo.
             Pues sea original, diga algo novedoso. Todo el mundo lo espera. Sus compañeros quieren saber lo que es el sexo. ¿No es así?
                      La afirmación unánime y sonora pretendió seguir con la chanza y poner en apuro a su compañero.
                       Ramón se sentía molesto y buscó la revancha con una respuesta que despertara la risa y el beneplácito de sus colegas.
                      Sin querer molestar y con el máximo respeto -dijo en un tono de falsa disculpa-, sexo son mis cojones.
                       La algazara que se despertó, le confirmó lo acertado que había estado con su respuesta.
                      Muy bien, por fin algo interesante -dijo el profesor cuando menguaron las risas-. Utilizando una definición más académica que la suya, que es un tanto vulgar,  y para aproximarnos a su comprensión, diríamos que sexo es: “la condición orgánica que distingue al macho de la hembra, tanto en la especie humana, como en el resto de animales y plantas". Es pues, un concepto que tiene sentido desde un punto de vista diferenciador, es decir, se crea para conceptualizar una diferencia, la que existe en los seres vivos, cuando para su reproducción requieren de la fusión de dos células de características morfológicas y funcionales diferentes. Así entendido, el sexo será un hecho diferenciador, de acuerdo con el cual los individuos se clasifican en uno de los dos únicos grupos en que, por él, se distinguen, el macho y la hembra. El tamaño del gameto que cada cual aporta, es lo que determinará que sean clasificados en un u otro grupo, siendo el más pequeño lo que identifica al macho.
                      Las mujeres rieron, los hombres protestaron. Su gameto era ridículamente más pequeño que el de ellas.

                      Primera conclusión -añadió haciendo hincapié para puntualizar-: No somos iguales, hombres y mujeres somos diferentes. ¿Alguno de ustedes cree lo contrario?
 


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